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viernes, 11 de enero de 2008

atraco a un banco

<< Arranqué a correr con todas mis fuerzas. Aquellos hombres de negro no paraban de perseguirnos a mi compañero y a mí.

Iban armados con pistolas y continuamente nos gritaban:

¡ALTO! ¡ALTO, o abrimos fuego!

Estábamos a punto de escondernos entre las sombras de los callejones del viejo barrio, cuando empezaron a silbarme las balas en los oídos.

Paré un instante, jadeando, para coger un poco de aire y estudiar mi posición. Intenté correr de nuevo, pero entonces tropecé con mi compañero. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué no se levantaba? Entonces lo comprendí.

Estaba tirado en el suelo con una mano en el corazón. A su alrededor había empezado a formarse una gran mancha roja. ¡Estaba muerto! Me quedé paralizado, el terror no me dejaba reaccionar. Esto era la realidad, amigo. . . nuestros sueños de grandeza convertidos en humo.

Mis recuerdos a partir de ese momento son muy confusos: gritos, golpes, luces, sirenas. . .

Así terminó todo. El atraco al banco del condado había sido un fracaso. Al cabo de pocos días, el juez me sentenció: Trabajos forzados en el penal de Alcatraz.

Ahora termino esta carta, bajo la luz de la luna que entra por los barrotes de mi celda, para decirte adiós.

Hasta nunca,

Jason Silverman >>

Roger Huerta i Lluch

1r de E.S.O.

8 de Enero del 2.008

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