MI VIDA, MIS HIJOS
Un día parecido como cualquiera, pasó a ser el peor de
mis días.
Yo, aquí como me veis soy una madre con dos hijos, un
marido, buen trabajo, soy una apreciada guionista de cine, tengo un muy buen
estatus social y perfecta vida.
Cómo cada día voy a recoger a mi niño al colegio, al ir con coche hay caravana así que me
retraso, normalmente intento llegar antes porque hay menos movimiento de coches
alrededor del colegio, pero hoy no ha podido ser. Al llegar donde quedamos
siempre, en la calle de arriba, porque es un buen sitio para aparcar, me ve mi
hijo y se dirige hasta aquí. Él salé corriendo, distraído, estaba cruzando la
calle y en ese mismo momento se me derrumbo mi mundo, salí corriendo del coche
gritando histérica. Llegue donde estaba él, tirado en el suelo,
sangrando y sin conocimiento. Quede bloqueada.
Minutos después la ambulancia llegó, cogieron su pequeño
cuerpo apartándome de él. Me subí con ellos y rompí a llorar, ya no aguantaba
más, me sentía impotente. Allí en el hospital le hicieron todo tipo de ayudas Y
pruebas. El fuerte golpe le causó un traumatismo craneoencefálico y la cadera
rota, más otros daños menores, eso hizo que entrara en coma, sin causa aparente
de despertar. Mi marido y mi hija llegaron y al verlo se pusieron a llorar, no
se lo podían creer.
Ahora después de ocho meses, seguimos yendo cada día al
hospital a verlo, estamos un poca más animados porque parece que hay esperanza,
pero seguimos con ese dolor que jamás se ira. La que mejor lo lleva es mi
hija, que me ha enseñado que aún con
todo oscuro siempre hay algo o alguien que te da esperanza, a veces los hijos
marcan la diferencia, tanto para bien o para mal, son ellos el motor de nuestra
vida.
Alexandra Vicente Bueno
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