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martes, 25 de noviembre de 2008
OTOÑO
Veo caer el reflejo de una hoja en el suelo, la piso y siento ese crujido al pisarla, ya comienza el otoño. La noche va ganando terreno al día y empezamos a senitr los primeros escalofríos, miro al cielo y veo esas nubes grisàceas que amenazan con descargar. Me voy a casa donde me espera el caldo de mi abuela, para combatir el frío. Y empiezo la búsqueda del viejo abrigo. Después los árboles se tiñen de colores marrón, naranja y amarillo. Miro atentamente cada una de las hormigas que van recolectando su comida, para sobrevivir al invierno. Desde el bosque se puede distinguir las chimeneas humeantes de las casas, que ya comienzan a encender el fuego. Comienzan a aparecer las primeras setas y con ellas los paseos por la montaña. Cada vez vas notando más vacía la calle, la pasión de los niños se va quedando en casa, vas caminando por la calle y ves el parque vacío. Solo algún que otro señor o señora paseando a su perro. Más adelante podemos observar como el río va cogiendo más fuerza y cantidad. De pronto, me vino el olor de esas típicas castañas, voy corriendo a ver de que se trata y veo a un señor de cara agradable que hace saltar las castañas al fuego. El rocío de la mañana acaricia la hierba fresca y cuando el sol refleja miles de gotitas brillan. Al ponerse el sol ya es la hora de merendar y allí me espera el chocolate caliente de mamá. Y me doy cuenta de que las pequeás cosas, sus colores, sus olores... són las que importan de verdad. Sara Martín 1º ESO
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