La ultima lágrima
Daniel estaba, muy confuso, perdido aquella misma tarde había por esos
campos paseado con sus amigos presumiendo de no haber tenido miedo a nada,
Ahora sudaba de temor y de vergüenza aunque se viera en ese bosque expuesto
solo y desnudo, el susurro del aire
connotando una melodía sigilosa, le estremecía, el serpenteo de los grillos le
palidecía, pero lo que más le asustaba era el ruido del silencio, ese silencio
tan callado que te acapara y te confunde.
Corrió hasta donde pudo pero no se veía ningún de luz o vida, hasta que se
sintió observado, lo sentía quien era, se dio la vuelta lentamente esta vez
esperando no ver a ver nadie pero, allí estaban unos ojos que pertenecían a una
piel pálida i putrefacta lo observaban.
A Daniel se le heló la sangre y le bajo una lagrima fría de desesperación Cuando
los ojos le dijeron
-no es débil quien tiene miedo sino el que no sabe reconocerlo.
Para Daniel todo paso muy rápido, pasaría a convertirse en un desconsolado
vampiro la próxima luna llena. Engracia Ávila
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