Aquellos maravillosos años
Y es que
aún recuerdo mi infancia, la maravillosa infancia a la que todos en algún
momento hemos querido volver.
Esos años
dónde tus únicos problemas eran desear tener una muñeca , esos años en los que
todos nos pasábamos el día pintando o jugando. Dónde no veíamos la diferencia entre el amor y la amistad y
aparecíamos en casa diciendo “me gusta tal” o “mi novio es tal”, y todos reían
por nuestra inocencia al querer. Esos años dónde nos creíamos princesas y
encontrábamos a nuestro príncipe azul y encontrábamos nuestro final feliz.
Cuando nos reían todas nuestras gracias, cuando los enfados en casa solo era
por no tener una muñeca en su sitio.
Todos te
preguntan si recuerdas tus primeros pasos, tu primera palabra o incluso tu
primer día de escuela, y la verdad solo lo recuerdo si veo alguna foto. Por lo
contrario hay recuerdos que no necesitan fotos, ¿verdad? Como los días de gimnasia
rítmica y los bailes, cuando cantabas tus canciones favoritas imitando a quien
la cantaba, los días y la cabaña en el huerto de los abuelos, sus comidas y las
tardes de verano en su casa. Los días en que te disfrazabas de princesa,
cavernícola o zanahoria. Los momentos con tu madre en la cocina, las navidades
o los días enteros en la playa, e incluso cuando tu abuela te bañaba en el
lavadero de la cocina.
Todos
recordaremos nuestra inocencia al creer en los Reyes Magos, Papa Noel,
Ratoncito Pérez o los cuentos de hadas. Ahora vas creciendo y todos tus
recuerdos se van guardando dentro de ti sabiendo que nunca volverás a vivirlos
pero que ahora forman una pequeña parte de quien eres actualmente.
Laura
Roig
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