Mi vida fue a oscuras
Aquel día me desperté
con el afán de ver alguna cosa, mientras hacía el recorrido de cada día mi
hermana Sara, me describía los lugares detalladamente pero de repente se paró y
aunque no la viera lloraba, al intentar explicarme como de azul era el mar,
pero la dije para tranquilizarla
-no te preocupes por mí
la vista no es el único sentido, tienes suerte de que no te ve a porque
estarías más fea que una patata, va maría soy yo la invidente;
Se seco las lagrimas i
me sonrió, me cogió de la mano y seguimos andando.
Llegamos a la playa y me ayudó a sentarme, me detuve a escuchar el sonido del
otoño también el del mar ese tan callado y caprichoso y me anclé profundamente en mis pensamientos, después de
una rato me llamo Sara, era la hora de marchar me cogió lentamente de la mano y
me guio a casa, mientras caminábamos me contaba lo guapo que era su novio, la
escuche muy callada ya que no podía opinar.
Ya en casa al abrir la
puerta había un ambiente cálido y de
felicidad
-¿por qué tan contentos?
–pregunté
Cuando me dijo gritando
mi madre
-el doctor me ha dicho
que te pueden operar podrás ver, ¡podrás ver ¡
Vino lanzada a mí con
miedo a que me chocara con ella me guie por su voz i la abracé.
Después de 8 meses por
fin me iban a operar estaba ansiosa, mi madre había escampado la noticia por
todo el barrio y todo el mundo me felicitaba.
Cuando llego el día
estaba muy nerviosa, intranquila, con miedo a que algo saliera mal mi madre lo
notó y me acarició suavemente el brazo
para tranquilizarme después de un rato entramos al quirófano, me quitaron la
ropa y me pusieron una bata mientras me
pusieron en la cama mientras me mi madre me decía adiós, me dio un beso en la
frente y se fue, ya estaba en la cama cuando sentí un pinchazo debió ser un sedante
porque me dormí de golpe.
-Ana, Ana, despierta me
dijo Sara dándome un leve golpe en la mano
-me incorpore y asustada grite
-no veo nada no veo nada
-será porque aun tienes
los ojos cerrados dijo ella (medio burlándose)
Estaba nerviosa, me
sentía como una niña al abrir un regalo de navidad mientras se imagina lo que
hay dentro, abrí los ojos lentamente, me entraba una luz fuerte y brillante era una bombilla
de arriba.
No pude contener las
lágrimas y salte de la cama, me mareé un poco al ver tantas cosas al mismo
tiempo, allí estaba Sara, mi madre y mucha gente, más
Grité y le dije a Sara
-cuál es el verde ¿el
azul? ¡Oh! El rosa debe ser precioso enséñamelos todos
Sara al verme tan feliz
también se puso a gritar de felicidad cuando la dije
-nunca me imagine que
fueras tan guapa
Me vio mi madre tan
contenta y lloró mientras me daba un súper abrazo y susurrándome un te quiero,
que bonito era todo, cerca de mi había un espejo me mire y pensé que no había
chica más guapa que yo me veía tan
hermosa…
Ahora voy todas las
tardes al mar a ver como de azul es y anclada en mis pensamientos me digo a mi
misma
“pobres de los que de
ojos gozan y aun así no saben ver y de los que ven y nunca miran ni disfrutan
de lo que ven, porque esto no es un amor es una vida es un viento que corre
deprisa y la vida hay que disfrutarla porque de vida solo hay una”.
Engracia Ávila
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