MIEDO
De pequeña tenía miedo a los perros, a perderme y
no saber por dónde buscar a mis padres, a la oscuridad de mi habitación a la
hora de dormir, a la altura del balcón de mi casa.
Ahora, sigo temiendo las alturas, pero ya no la del
balcón de mi casa; sigo temiendo a los perros, pero solo a los que tratan de
acercarse a mí mientras ladran. Tengo miedo al olvido, a reencontrarme con
gente y que ya no me reconozcan porque ha pasado el tiempo; miedo a volver a un
lugar y ver que todo ha cambiado; miedo a la oscuridad de la noche cuando no
hay luces ni luna que iluminen el camino; miedo a los ruidos que oigo al
quedarme sola en casa. Y miedo a que una enfermedad sea la que me arrebate la
vida.
Paula Fernández
MIEDO
No hay color. No hay vida.
Solo veo negro.
El negro más profundo, el negro que da la sensación que estés en un pozo
sin salida. Sin un rayo de luz.
Palpo con los dedos, pero no toco nada. Solo el aire se escurre entre mis
manos.
Estoy envuelta de un color negro.
No oigo nada, solo las agujas de un reloj, que avanzan lentamente,
apoderándose del tiempo. Acercándose hasta mi.
Ahora lo entiendo.
Intento gritar que no, que es injusto. Pero no me sale nada.
Solo un suspiro y el último latido de mi corazón.
Y un sueño profundo me envuelve.
Zoe Stein
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